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Reflexología Podal

En la historia de la Reflexología Podal se encuentra que en muchas sociedades antiguas (hace mas de 4.000 años), de la japonesa a la Egipcia se usaban formas de masajes en los pies para sanar, estos eran aplicados como una verdadera disciplina, en lo que en ese entonces era la ciencia médica. Los indios americanos llevan usando métodos similares durante siglos. A bases de experiencia, al comunicarse unos con otros a través de generaciones, se fueron poco a poco encontrando que existían puntos muy específicos en los que se podía estimular el funcionamiento de algunos órganos, glándulas y partes de cuerpo.

Con el pasar de los años ese conocimiento fue ampliándose en tal medida que se dio lugar al desarrollo de nuevas técnicas curativas como la Acupuntura, por citar alguna, y que tuvieron su origen en la primera etapa del desarrollo histórico de la Reflexología. Algunos autores citan ciertos sistemas de presión en pies y manos que eran utilizados como técnica terapeuta por algunos médicos centroeuropeos en la Edad Media.

Principios de la Reflexología Podal

Aplicando Presión controlada sobre los puntos específicos de los pies y manos (áreas reflejas), el terapeuta puede identificar y tratar problemas en todas las partes del cuerpo. Cada área refleja esta relacionada con una parte del cuerpo concreta mediante una serie de zonas longitudinales y transversales. Las primeras pasan por ambas piernas y brazos esto significa que existe áreas de zonas relacionadas presentes en determinadas partes del cuerpo, que unen hombro y cadera, brazo y muslo, codo y rodilla, antebrazo y pantorrilla, muñeca y tobillo, y mano y pie. Estas pueden usarse como áreas alternativas para un tratamiento cuando la parte afectada no puede tratarse directamente, debido a una lesión. Aunque la presión ejercida en la Reflexología no es dolorosa, el paciente experimentara diversas sensaciones. El terapeuta usara estas respuestas para determinar el origen de los desequilibrios responsables de los síntomas.

Los Reflexólogos usan las yemas de los dedos para ejercer una presión firme pero no fuerte sobre las áreas reflejas de los pies (o a veces de las manos) de un paciente, y evaluar así el estado de salud de cada parte del cuerpo determinada mediante una serie de zonas cuidadosamente definidas. Cada órgano, glándula, entre otros, tiene su equivalente en un punto reflejo, a través del cual el terapeuta puede descubrir si funciona como debería y ejercer la presión adecuada para corregir algún problema que perciba. Mediante una sesión de Reflexología completa a través de los pies se trata todo el cuerpo y se corrigen desequilibrios.

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