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Terapia Sacro-craneal

William Gardner Sutherland, periodista, que se quedó fascinado por la ciencia de la Osteopatía, tanto que abandonó su carrera de periodista y se centró en la Osteopatía. Este joven estudiante contemplando cierto día un cráneo especialmente preparado, centró su atención sobre los huesos temporales y una idea le golpeó como un rayo: “biselados como las agallas de un pez, diseñados para la respiración primaria”.

Este pensamiento le llevó a pasar el resto de su vida explorando acerca del hombre y de su naturaleza. Profundamente espiritual, pero tomasiano, tuvo la certeza de que los huesos craneales tenían micromovimientos. Para convencerse de que no era así, diseñó una especie de casco, con cinchas de cuero y topes, con el que se ceñía el cráneo, experimentando así todo tipo de malestares, dolores y desequilibrios a todos los niveles: físicos, emocionales y mentales. Cuando se quitaba el casco compresor, su mujer, con un suave masaje en la cabeza, aliviaba sus dolores. Así se dio cuenta de cómo, efectivamente, los huesos craneales tenían movimientos, y la ausencia de esos movimientos conducía a la enfermedad. Trabajó en un hospital infantil y ayudó a muchos niños con su técnica. Incluso tuvo la oportunidad de poner a prueba sus teorías en un caso muy grave. Estando de picnic en casa de unos amigos, en el campo, oyó un alboroto cerca del lago y se acercó. Allí vio cómo sacaban del agua a un hombre, aparentemente ahogado. Mientras llegaba el médico, sutherland tomó la cabeza de este hombre entre sus manos y manipuló sus huesos temporales. Tras breves instantes hubo una sacudida y el hombre comenzó a respirar: había reconectado con la potencia que anima a todos los seres vivos: el Aliento de Vida. Sutherland introduce en la Osteopatía el concepto del movimiento craneal, que es un movimiento rítmico que tiene su origen en la fluctuación del Líquido Cefaloraquídeo y se expresa en todo el cuerpo de forma simultánea y global, como movimiento involuntario. Desarrolló una serie de técnicas para equilibrar este movimiento craneal. Introdujo la idea de la Potencia del Aliento de Vida, de la Marea y de la Inteligencia Inherente en el organismo. El Dr. Sutherland publicó un libro con sus teorías, que fue rechazado por sus colegas contemporáneos.

Esta técnica se basa en cinco principios claros, establecidos por el Dr. Sutherlan:

–   La fluctuación del líquido cefalorraquídeo

–   El movimiento inherente del sistema de membranas de tensión recíproca.

–   La motilidad del sistema nervioso

–   La movilidad de los huesos craneales.

–   El movimiento involuntario del sacro entre los iliacos.

Estos cinco principios son la base del trabajo en consulta, y le sirven al terapeuta para valorar el estado de salud de su paciente y para corregir cualquier desajuste. Para ello el terapeuta contacta con la Respiración Primaria, es decir, con el movimiento involuntario que el funcionamiento simultáneo de estos cinco principios causan en el cuerpo. Con un contacto muy ligero de sus manos va sintiendo todo el cuerpo. Cualquier restricción del movimiento de la Respiración Primaria se manifiesta en el cuerpo como un estancamiento de todos los líquidos del cuerpo y, a la larga, genera enfermedad. Utilizando sus manos como herramientas, y el impulso del líquido como ayudante, el terapeuta va devolviendo a los tejidos la movilidad perdida.

Las sesiones de terapia Sacro-Craneal generan equilibrio, eliminan desajustes y crean gran bienestar. Son muy útiles en casos de traumatismos, tanto en el cráneo como en el sacro, por lo tanto son muy eficaces para secuelas de accidentes, o de operaciones quirúrgicas. En desajustes provocados en el parto debido a un nacimiento complicado, con fórceps, ventosa o cesárea. Reconocer y tratar los desequilibrios craneales en los bebés sirve para prevenir problemas que se manifestarían más tarde en su vida. En trastornos relacionados con la estructura del cuerpo como problemas de columna o de cualquier articulación; en alteraciones del sistema nervioso, en dolores de cabeza, trastornos hormonales y un largo etcétera.

¿Para qué es útil?

–   Secuelas de nacimiento traumático

–   Secuelas de accidentes de cualquier tipo

–   Secuelas de operaciones quirúrgicas, adherencias, traumas…

–   Traumas emocionales

–   Disfunciones del sistema nervioso

–   Disfunciones del sistema digestivo

–   Disfunciones del sistema cardio-respiratorio

–   Disfunciones del sistema músculo esquelético

–   Problemas de oídos como zumbidos, tinitus, pérdida de audición o dolores

–   Problemas de vista y olfato

–   Dolores musculares o de huesos

–   Hernias discales

–   Jaquecas o migrañas

–   Desajustes emocionales o de personalidad

 

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